lunes, 7 de abril de 2008

SEMBLANZA


SEMBLANZA DE ESPERANZA CAMACHO CARRASCO

(A manera de Prólogo) Maria Dolores Camacho López de Sagredo


Esperanza Camacho Carrasco nace en Morón de la Frontera (Sevilla) el día 20 de Noviembre del año 1.917, en el seno de una familia tradicional y numerosa, ocupando ella el octavo lugar de nueve hermanos. Su padre, José Camacho,  fallece pronto, por lo que su madre, Dolores Carrasco, decide trasladarse con su prole a la cercana localidad de Marchena.
Es en este pueblo donde Esperanza pasa su adolescencia y juventud, así como gran parte de su vida adulta. Vivió en la calle Cristóbal Colón (calle Hueca) nº 6 . Una casa grande de peculiar estilo, con un hermoso jardín de antesala y patio posterior de blancas columnas. Casa de trinos ocultos, de gatos ronroneantes, de cielos y espacios propios, que se fue quedando vacía con los sucesivos casamientos de sus hermanos. Sólo ella, Esperanza, permaneció soltera y lo hizo a voluntad propia, porque fue hermosa, delicada, culta y espiritual y no le faltó su corte de admiradores y pretendientes.
Hablar de Esperanza Camacho -de mi tía Esperanza- es hablar de una persona eminentemente buena, católica y creyente hasta la médula, enamorada de Dios, al que sentía en su corazón de todas las formas posibles, desde la mística más elevada (la leeréis remontar el vuelo en sus escritos "¡Qué hermosa es!", "Asciende Alma mía" y, "¡Oh mi amada quietud!", como San Juan de la Cruz o las altas Moradas de Santa Teresa) hasta el Cristo vivo, humilde y real en la pobreza de sus semejantes. Practicó la caridad cristiana -en un tiempo en que no había asistencial social- hasta sus últimas consecuencias. Fue catequista de niños y fundó una escuela nocturna para adultos. Visitaba en tiempos de epidemias y pobrezas a los enfermos, llegando a coger el tifus por contagio en una de estas visitas. Fue entregada y generosa hasta el límite. Aún hay personas que la recuerdan como un referente de sus vidas “ay, la señorita Esperanza, qué buena era”. Sí, qué buena fue, que mundo interior tan rico en resonancias líricas y en amores por todo lo divino y por el prójimo doliente y cercano.
Lo que más nos interesa reseñar desde las páginas de este blog que Toti, su sobrina, a la que crió y educó como una madre y con la que convivió hasta su muerte, ha tenido el acierto de publicar. Esperanza Camacho fue una mujer de su época, educada en el refinamiento de sutiles cuestiones. Sensible, gran lectora y con un tierno y cercano sentido del humor. Sus escritos dormían en la oscuridad de su cómoda y por primera vez son sacados a la luz para que vuelen libres por el universo del Internet y quizás puedan posarse un instante en otros corazones y los roce con el soplo de su belleza interior.
Escribió mucho más: prosa, obras de teatros, ensayos, cartas…. Pero valga esta recopilación que Toti ha seleccionado y adornado con las preciosas fotografías que ha captado en su objetivo, para dar trascendencia e inmortalidad a una vida sencilla y humilde en apariencia, pero con una riqueza interior capaz de traspasarnos como un dardo desde esas alturas que ella tanto anheló en esta tierra.
Esperanza Camacho Carrasco murió el 24 de Octubre de 1997 en Sevilla, en la casa de su amada sobrina Toti.

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