jueves, 14 de febrero de 2008

¡Qué bella estaba la madre! (1.950, Marchena )


¡Qué bella estaba la madre
en su lecho reclinada,
parece pensar que el cielo
se ha venido a su morada!

Su cuerpo apenas cubierto
con sábana limpia y clara
es joven como la aurora
que aparece en la mañana.

Qué suavemente respira,
qué besos en sus labios granas,
qué brillo en sus negros ojos,
qué húmeda su mirada.

La cabeza reclinada
sobre el pecho sonrosado,
y en sus brazos extendidos
el hijito deseado.

Es blanco como la leche
que de sus labios resbala,
es rosa, como aquel pecho
que al descubierto quedara.

¿Por qué sonríes pequeño?
¿Por qué tus ojos se agrandan
si apenas ven que tu madre
los suyos a ti te regala?

¡Qué bella estaba la madre
en su lecho reclinada,
el amor entre los brazos,
el amor en la mirada!

El amor entre los pliegues
de las sábanas bordadas,
el amor en el ambiente
de la estancia perfumada.



(A mi hermana Isabela, en el nacimiento de su primer hijito)

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