martes, 15 de enero de 2008

¿Por qué? (1.988, Sevilla)



¡Ay! qué triste la vida se ha puesto
en esta soledad en la que vivo;
yo necesito amar y dar contento
a todo aquel, que encuentro en mi destino.

Este vivir tan sola en el olvido;
este sentir mi corazón cansado
de dar amor... siéndome rechazado
y ver sufrir, sentada en el camino.

Hay que callar, aunque la vida toda
se rompa en mil pedazos destrozada
y la razón, sea pisoteada
y el verdadero bien, desconocido.

La sensibilidad está atrofiada,
se desconoce el trato sensitivo,
la educación es cosa ya pasada
y el buen amor, no tiene ya sentido.

¡Ay! que triste la vida se me ha puesto.
No me dejes ¡Señor! sola conmigo.

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