miércoles, 30 de enero de 2008

Dia primero de Enero (1.981, Sevilla)




¡Una mañana llena de sol! Son ya las onces y todo está en silencio. La calle, el campo cercano... Por la carretera, siempre tan ruidosa por el tránsito constante de los coches, no pasa nadie. es que la ciudad duerme. Anoche, a las doces se empezó a vivir el primer día del nuevo año y el ruido bullicioso, jubiloso y alocado, duró hasta el amanecer del nuevo día.
Un amanecer tranquilo, sosegado, volcado en ser hermoso, en el pálido celeste de su cielo, en el incipiente verdor de la tierra, plateada también, por la escarcha helada entre la tierna yerba; en el canto tenue de los pajarillos que cruzan el espacio esperezando sus alas... Hermoso más aún, este amanecer y esta mañana del año recién estrenado en la que nadie estorba la paz de sus horas, su paz Navideña en la que el cielo y la tierra se abrazan en una eternidad de su amor consumado.
Sentada tras los cristales de la ventana me embriago en la dulce mañana tan llena de sol y en su inmenso cielo y en el verdor de los arboles lejanos y en el sosiego y la paz y en el instante que no pasa, en la eternidad amorosa que fue creada.
¡Navidad! Todo nace contigo. Yo quisiera nacer de nuevo para vivir siempre en lo infinito de tu amanecer.

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