lunes, 14 de enero de 2008

Veo la vida pasar junto a mí (1.989, Sevilla)


Veo la vida pasar junto a mí y contemplo al mundo con estupor, con el corazón dolido, oprimido con desvelo por el bien desconocido.
¡Que dolor Señor por tanto bien perdido horas tras horas, días tras días, años tras años! Cuánto olvido de Dios, de su amor, de su verdad, de la realidad nuestra como hijos de Dios, del alma excelsa, de la hermosura de la vida espiritual, en su pureza, en su grandeza, en el deseo de alcanzar la santidad a la que hemos sido llamado, en el cuidado de no perder su sensibilidad, su lucidez para conocer nuestro verdadero destino, para saber amar, para vivir amando, dando, soñando, esperando.

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